agosto 10, 2009

Contigo II

Antes que caiga la Luna,
el ultimo otoño,
me gustaría sentir tu regazo lacónico
acomodado en mi memoria.

Pudiera llenar tu cuerpo de versos.
Podría contarle poemas nocturnos a tus
amaneceres.

Sigues ahí,
Sonámbula y misteriosa.
Y yo, dibujándote con mis plumas y,
matizando tus colores con mi sangre.

Estas ahí.
En la penumbra,
con mis poemas entre tus piernas.

El aguijón de tu mirada,
No se clava todavia en mis pies.
Pues aún puedo huir de ti.

Tampoco te acomodas en mi corazón,
porque mis latidos, aun no son los tuyos.

Pero lo siniestro de tu arrullo,
se acomoda en mi cabeza,
penetra en mis ojos,
invade mi mirada.
Y no me permite ver a nadie más que a ti.

Y ya no puedo pensar en otra cosa,
que el cruel anhelo de volver a vivir,
aquellas fatigadas noches de adormecimiendo y,
respirar, otra vez, tu mismo aire.

Contigo,
las tardes son violetas y,
los inviernos de rojos escarlata.