junio 03, 2008

Llamame cuando quieras oir mi voz


Llámame cuando quieras oir mi voz

Cada vez que cae la noche
siento miedo de tu presencia.
tu cercanía me agobia,
tus caricias no son placenteras,
me golpean y me hieren.

Ante el mundo somos
Equivalencia.
Pero en la lejanía de nuestra confianza,
es tu hálito alcohólico el que me turba
la mente.
Y no me deja pensar.
No le da solución a esta duda aberrante que siento.

Me llamas, me gritas,
me buscas con la mirada y mis ojos
huyen de ti,
mis oídos se avientan al oír tus palabras.

Llámame cuando quieras oír mi voz,
no cuando desees que mi
tibieza acompañe tus noches frías.

Llámame cuando quieras oír mi voz
Y no cuando el licor te despierte el
deseo de coser tu cuerpo al mío.

Si me amaras no me humillarías.
Si me amaras no me consumirías.

El roce de tus pechos,
y tu respiración agria en mi espalda,
son como el azote de una ninfa
hecha de corteza sureña.

¡Atácame!
Y deja que yo te ciegue.

¡Ojala me golpearas!
Y así me dieras la excusa para satisfacer de una vez
la necesidad que tengo,
de aplastar tu voz,
con el poder de un suspiro.