julio 19, 2008

El Charco - Parte Uno

I

-¿Cuánto valen mis lagrimas?- me pregunté.
Baje un peldaño de la escalera, y luego otro, y después un tercero.
-¿Valdrán lo mismo que un suspiro?- pensé- Pero, ¿un suspiro mío o un suspiro tuyo?
Las lágrimas son agua, como la tenue lluvia que ahora me salpica los hombros. Como las gotas que ahora rebotan sobre la acera gris, sobre la pulcra escalera por la que ahora camino.
-Las lágrimas de la diosa. ¿Pesaran lo mismo que las mías? ¿Qué forma tendrá las lágrimas?
Otro peldaño. Casi el último. Y entonces la vi. Con forma de luna alargada, del color de las nubes tempestuosas. No. Más bien era azul, límpida, pero no transparente. Era un charco, no uno ordinario, sino uno como nunca lo vi antes. Parecía que la lluvia rehuía caer en el. No pude ver el sonido en su superficie. No tenía ondas. Sin textura. El último peldaño y ahora lo tengo casi bajo mis pies. Un paso más y dejare atrás. Como tantos rostros en mi vida, como tantos cuerpos, como tantas sensaciones. Como tantos sentimientos.
Sigo pensando en mis lágrimas. ¿Cuánto pesaran? ¿Serán más livianas las del llanto que las de la risa? Y entonces algo ocurre. La superficie de la poza ya no es lívida. No tiene ondulaciones, pero sin embargo se mueve, como las teclas de un piano que sin rozarlas, cantan. La veo como uno que parpadea. Su profunda pupila es como un espejo. ¿Quién en la intimidad no ha jugado a ver su imagen reflejada en los ojos de la otra persona? ¿Quién no ha deseado a través de este juego casi infantil sumergirse en las profundidades del otro, deseando invadir sus arcanos y robar como un corsario todos sus tesoros? Así se me apareció el charco. Como si fuera una persona. Y quise penetrar aquellos secretos, quise conocer el origen de ese llamado, aparecido así de pronto en mi vida, mientras bajaba meditabundamente una escalera olvidada en un pueblo fundado siete veces. El charco me susurro con el sonido de la lluvia. Mire hacia todos lados sin atreverme a dejarlo atrás, teniendo miedo que alguien me viera observando estúpidamente una poza de agua. Di un paso, para dejar tras de mí la escalera, y tropecé. Lo reconozco, me deje caer sobre el charco. Necesita probar ese líquido tan distinto a los otros. Lo último que sentí fue un frio glacial en el rostro, una quemazón profunda y un miedo terrible y sin nombre. Definitivamente no era un charco ordinario. Mis ojos ardían, la sangre huía de mi piel. Y luego fue todo oscuridad.
Cuando desperté (¿estuve dormido? o ¿inconsciente?). Cuando volví a abrir los ojos estaba en otro lugar. El charco estaba ahí, pero ahora la lluvia lo traspasaba. No reflejaba ningún sol tras de mí, pues solo habían un cielo encapotado. Era un charco como cualquiera. Me puse de pie y busque mis cosas. No estaban, solo estaba yo y mi chaqueta. Mi morral no se veía por ningún lado. Tenía los pantalones mojados, pero no sentía frío. Mire hacia la izquierda y luego hacia la derecha -¿Dónde estoy?- me pregunte
Y no hubo respuesta. A mi alrededor había una plaza y mas allá un pueblo de casa agazapadas unos junto a otras para protegerse de la lluvia. El cielo era gris, la calle era gris, el agua no tenía color. Los arboles eran retorcidos y grises. Era un mundo en blanco y negro, como las películas antiguas. O al menos yo lo veía así. Melancólico.
-¿Cuánto valen mis lagrimas? ¿Valen lo mismo las mías que las tuyas?- dijo una voz femenina tras de mí.
Me di vuelta con rapidez ¿Quién espía mis pensamientos? La voz venia desde atrás de una retorcida higuera. Sin hojas ni frutos. Seca. No había más de diez pasos entre yo y la higuera. Me acerque y a medida que lo hacía comencé a distinguir una cabellera negra y larga, un cuerpo sinuoso oculta bajo un vestido blanco. Al llegar tras el vetusto árbol me detuve. ¿Quién era ella?
-Te pregunto otra vez ¿valen más mis lagrimas que las tuyas?- repitió.
-Valen más las mías- respondí. Sentí como mi voz fluía a través de mi garganta y resonaba en todo aquel lugar.
-¿Por qué?
-Si me miras de frente te lo diré-
Lentamente giro hacia mí sus piernas, como una gata que comienza a despertarse después de una larga siesta. Luego volteó su tronco y enseguida su cabeza. Vi su rostro. Es la mujer más bella que jamás he visto. No sé si era la extraña fotografía de aquel extraño lugar. O era la lluvia de la plata cayendo en minúsculas hebras sobre su cabello oscuro y lacio. ¿Serian esos ojos claros, que en mi mundo, donde las cosas son de mil colores, tendrían la tonalidad del cielo de septiembre? La llovizna hacia que su piel pálida perdiera sus límites con el albo vestido. La misma lluvia que me hizo tropezar y caer allí moldeaba sus senos como dos pomelos maduros…deseando ser mordidos.
-No me has respondido-dijo fijando en mi sus enigmáticos ojos perlados- ¿Por qué dices que tus lagrimas valen más que las mías?
-Porque he llorado mas-conteste sin pensar- tu piel se parece la mía. Aun no cumplimos los treinta años. Pero mis ojos cargan mas lloro que los tuyas, mas noches desveladas esperando a alguien sin forma que jamás llegó. Tus ojos tienen la edad de tu cuerpo. Los míos, los de un anciano sin experiencia.
-Te equivocas-me dijo con una voz que haría arrodillarse a un regimiento- el peso de las lagrimas no se mide por la cantidad de ellas. Es como medir la cantidad de lluvia caída por los días que ha llovido. Existen semanas en que no deja de caer agua, pero es solo una fina garua que no es capaz de llenar un charco insignificante. Pero hay noches en se desata con furia la tempestad y rebosa ríos y arrastra vidas y pueblo. Dispersa sensaciones. Las lágrimas y la lluvia tienen mucho más en común que solo el agua que las compone.
-¿Entonces como mides el peso de las lágrimas?-pregunte
-Tienes razón en algo sin embargo. Hemos vivido lo mismo. Pero tú has llorado más que yo. Eres apuesto, pero te falta sonreír más. Todos los días. No dé vez cuando. Ríe siempre. Ríe por que caes en un charco de agua. Haz que tu risa te haga llorar.
Sin pensarlo sonreí. Y ella también. Era hermosa. Una ninfa nacida de la lluvia. Una musa a la cual le escribiría poema hasta que mis manos no fueran más que un par de pellejos resecos.
-Entonces ¿las lágrimas de la risa pesan más que las lágrimas del llanto?-
-No-
-No entiendo entonces- y fue la cuarta persona frente a la cual me siento ignorante. La cuarta persona frente a la cual no tengo más argumentos que mi sonrisa.
-El peso de las lágrimas no tiene relación con el tipo de lágrimas, si son de risa o de llanto, sino con la profundidad del sentimiento que las motivó. Si has llorado cuando coronas un logro esas lágrimas pesan más que las que derramaste mientras trabajabas por obtener ese logro. Si lloraste porque perdiste un amor, esas lágrimas valen menos que las que derramaste cuando te reíste con ese amor.
-Entonces, cuando los niños pequeños lloran porque sienten la ausencia de su madre…esas lágrimas pesan más que las que muchos adultos derraman al perder sus madres. La de los niños refleja un sentimiento de desamparo e indefensión. De angustia y vulnerabilidad ante el mundo. La de los adultos plañideros muchas veces solo es la comprensión y aceptación de la muerte. O la negación de la misma. Pero entienden que es real. Los niños no saben que no es real que su madre no volverá por ellos.
- Entiendes rápido. Ves que te hace bien sonreír. Te vuelve más bello e inteligente.
Silencio. Bendito silencio, para comprender sus palabras y las mías. Continúe contemplando su figura, desde sus pequeños y descalzos pies de sílfide, subiendo por sus piernas pálidas y llanas como praderas vírgenes. El vestido cubría conscupiscientemente su sexo, pero no me detuve a pensar en su monte de Venus. Que me quedara la imaginación al menos. Me distraje pues vi sus manos de mármol alargadas y sensuales sujetar una calota tan pálida como su vestido. No me horrorice ante su presencia, sino mas bien sentí una mayor atracción hacia ella.
-Ven amor mío- exclamo extendiéndome su mano -Siéntate junto a mí y háblame de tus lagrimas, cuéntame tus tristezas y tus temores. No encontraras en mí la solución a tus penumbras, pero tus mismas palabras guiaran tu alma hacia prados mas soleados.
-¿Cómo te llamas?-dije y temí al instante que mi torpeza rompiera el encanto.
- Es mejor así, que tú no sepas quien soy y yo no sabré quien eres tú. Te conozco pero no sé quién eres.
-¿Por qué me llamaste “amor mío”?- y sentí miedo de nuevo. Miedo a enfurecerla y no me permitiera estar cerca de ella.
-Te amo porque has sido el primero en entender mis respuestas…
Y sin decir una sola palabra, me senté junto a ella y comencé a percibir su perfume a noche de invierno.

julio 01, 2008

Amy Lee, Mr. Babilonico, la Medusa Lovecraftiana y otros peces de colores




Amy Lee. No sé qué me pasa con esa mujer. Afirmación.
O debería ser: ¿no sé qué me pasa con esa mujer? Interrogante.
Y me interrogo a mí mismo. Y la respuesta a la pregunta es la misma que la afirmación.
¿Serán esos ojos glaciales?
Son esos ojos glaciales.
¿Será esa voz perturbadora?
Es esa voz perturbadora.
¿Será el vomito poético en cada una de sus canciones?
Es el vomito poético
¿Será la triste emoción de su mirada?
Es la triste emoción de su mirada.

Es jueves y estoy en Curacautín. Hace menos frío que en Angol. Llegue a mediodía, con el sol casi en el cenit, calentando los pueblos esparcidos como una viuda parsimoniosa. Raro. Mientras más arriba menos frío. La ciudad de Los Confines ha estado gélida durante las mañanas. ¿Será el veranito de San Juan?

A través de los audífonos de mi MP4, Amy Lee dice “hello” en mis oídos. Me derrito.
Llegue una hora antes de lo previsto. Me fui derechito a mi restaurant favorito en Curacautín. Y no había almuerzo. Con las ganas que tenía de una sopita para calentar el cuerpo. Pedí un clásico “churrasco palta tomate”. Estoy esperando que me lo traigan. Me acaba de llamar la Sra. K. me pregunto dónde estoy. Me confundo. Entre la voz de pito de la Sra. K y los altos de mesosoprano de Amy no se a cuál de las dos responder.
-Make me real- le digo a la Sra. K
-¿¡Qué!?-chilla la Sra. K que no es angloparlante.
-¡ah!- es que estoy en Curacautín, como a doscientos kilómetros de Angol… se me olvido decirte que venía hoy…
-Seria todo-dice lacónica la sra. K-
tu-tu-tu-tu-…el ruido en mi oído se hace interminable.
-¿Quedaríamos de almorzar juntos hoy? Me pregunto a mí mismo.
-Don´t lett me die here -canta Amy Lee
-¡¡Cállate!!- le digo, gritándoles por vez primera a mi nueva musa.
Cambio de canción. “Everybody Fool’s”. Me siento mucho mejor.

Anoche me trataron de tonto y yo sonreí. La última persona que se atrevió a afirmar eso de mi hoy reposa en el frio descanso del olvido. Sufrió latigazos de desprecio, bocanadas de soberbia y bofetadas de censura. Lo borre. Lo borre de mi celular, de mi msn, de mi vida. Y de su vida también. Ahora no sabe quién es. Al final el tonto era el mismo. Pero cuando ayer “Sr. Babilónico” me dijo TONTO yo solo sonreí. Menos mal que a través del teléfono no pudo ver mi sonrisa estúpida. Aunque tal vez sí, porque estoy comenzando a creer que ese hombre es un brujo. Un esbirro de la Recta Provincia, escapado de su extinción más de un siglo atrás. Este Sr. Me trató de tonto, no por alguna estupidez que yo haya dicho, o por algún acto insensato que le hubiese contado. Me trato de tonto por mi edad. Por el solo hecho de haber nacido hace veintiocho años soy tonto. Por tener conciencia solo de los últimos años de la dictadura, soy tonto. Solo soy un árbol con dos pequeñas ramas y no una secoya monumentalmente vieja, con un tronco grueso y arrugado, con una corteza milenaria como el “Sr. Despótico Rey de Uruk”. Él es ese árbol, como el del sueño de Nabucodonosor, un árbol de experiencia inconmensurable, repleto de nidos de pájaros de todos los tamaños y colores. Aves dantescas y guturales. Yo no tengo nidos en mis ramas. Allí solo reposan caballos desbocados.
Me trató de tonto y yo reí. Y fue hablar con el “Sr. Amor platónico de la diosa Astarté” que no le dije a la Sra. K que hoy venía a Curacautín. Sucedieron las cosas de esta manera: anoche estaba yo en mi casa tomando mate (llevaba ya bebido entre uno coma cinco y dos litros) en una entretenida tertulia con la Sra. K y la Srta. KFFF. Ella fumaban, el mate era solo para mí. Una, dos, tres, cien, mil veces extraje del recipiente de greda el extásico liquido. Y entonces mi bolsillo comenzó a vibrar. Mi teléfono. No era una voz, eran letras. Un mensaje. En escritura cuneiforme se me informaba que “Mr. Vencedor de Dragones” necesita saber el número de mi teléfono de red fija. Por centecimadecimaquicuagesimaseptimatercera vez se lo di. A los dos segundos, con 89 centésimas oímos todos Ring-ring. Estridente y palpitante. Abandoné la mesa con mi humeante mezcla de hierbas y la pelambra tertulia con la Sra. K y la Srta. KFFF me dirige al aparato que no dejaba de sonar. Tras el auricular la voz de poeta de “Mr. Éforo” comenzó a recitar toda su sapiencia y mientras más vociferaba más pequeño e ignorante me sentía yo. Y también al revés, cada vez que sacaba algo suyo de dentro de él mismo, yo comenzaba a crecer. Y así por mucho rato entre ese desequilibrio molecular entre la masa que aportaba él y la que me arrebataba al segundo siguiente. Hasta que caí en cuenta que desde el albo auricular no salían palabras. Llegaban a mis oídos como letras y otros símbolos, mi cerebro las traducía así, pero del teléfono comenzó a salir un pez grande. Azulado y brillante. Lo quise atrapar, pero al instante en que desprendió su cola enorme del auricular apareció la cabeza de otro. Uno verdoso, era más pequeño que su predecesor pero más hermoso. Este cayó al suelo y reboto en las baldosas. Lo quise atrapar también pero al instante se escurrió bajo los sillones y lo perdí de vista. Asomo un tercero rojizo y grande, después uno violeta, uno pardo, uno marrón uno gris. Y así mi casa se transformo en un acuario de aire donde decenas de peces correteaban graciosamente entre mis cosas. De pronto “Mr. ‘Amigo de Enkido’” (así con dobles comillas, el que tiene oídos que oiga) dejo de hablar y rió. Y todos los peces se unieron a él en una carcajada gutural. Si nunca han oído reír un pez, entiendan que se han perdido un canto hermoso. Imagínense mi emoción al ver la risa de muchos de ellos. Porque vi esa risa, no la oí. Después siguieron tranquilamente con su búsqueda: bajo la mesa, entre mis libros, abrieron las cajas donde guardo mis películas. Desparramaron mis ideas como si fuera masa encefálica. Nadaban en el aire y no tenían alas. La Srta. KFFF se despidió y se fue. Ni los peces ni yo percibimos su ausencia, así como ella tampoco percibió a los peces. La Srta. K se retiro indignada a sus aposentos y los peces la corretearon con sus colas. Y “Mr. Buscador de la Planta de la Inmortalidad” seguía hablando y mientras más hablaba mas peces aparecían y yo más acuático me sentía. Se me cayeron los parpados porque con tanto pez hermoso se me abrieron los ojos. Vi que mis dedos comenzaron a estar unidos por una fina membrana trasparente de puras ganas que sentía de salir a nadar con los peces. Todo por las ideas de “Mr. Vencedor del Toro del Cielo”. Lo odie. Me hizo nadar otra vez fuera del agua. Me saco del acuario y vi el agua. Estaba tranquilo nadando dentro mi caja de vidrio, cómodo y confortable. No veía el agua y no me importaba. Ahora nuevamente estoy fuera de la caja y puedo ver el agua. Me siento mejor que antes. Lo odio y lo amo, a mi re descubridor de la visión fuera del agua.
De pronto me pregunto mi edad.
-Veintiocho-dije yo- me muero el otro año, porque cuando niño firme un pacto con Dios para entregar mi vida a los veintinueve años como un sacrificio a la humanidad y como un ejemplo para la juventud de muerte torcida. Me van a quemar y lanzaran mis cenizas al rio Traiguén. Excepto una de mis manos, que conservaran en una urna de cristal por los siglos de los siglos y la sacaran en procesión una vez al año para satisfacción del vulgo ignorante suplicante de mártires…
Una idiotez. Ya lo había dicho. Los peces dejaron de salir a través del auricular. No podía volver atrás como lo hago cuando me gusta algún tema de Amy Lee.
-Eres un árbol sin nidos-me dijo- Tienes huevos pero no tienes nidos. Y por eso eres tonto.
-Conocí las monedas de dos pesos-
Otra estupidez. Pero sirvió. Se vino otra media hora de cátedra, esta vez de numismática, no te teología, desde los presocráticos a la época post neoliberal. Y salían y salían peces, esta vez pequeñitos, de bronce, de plata, de otro, de aluminio, de cobre.
-Yo viví el toque de queda- interrumpí la creación de pececillos de metal.
-¡No lo viviste!- me aulló “Mr. Conocedor del Sabio Utnapishtim” Porque en ese tiempo solo eras un piñón y no tenías ni siquiera cuerpo. Eras menos que nada. Legalmente no existías. Eras solo una vida humana en potencia, no una vida humana individual. Yo en cambio en esa época ya era una joven secoya, robusta. Fue de aquellas que agito sus ramas y espanto a los buitres. Intentaron quemarme y no lo consiguieron. Y aquí estoy interprérito. Tu solo eras un piñón.
-Bueno soy era un piñón, pero ahora soy una Araucaria. Y SOY y PIENSO lo mismo que tu cuando eras una secoya joven…
Y entonces apareció. Algunos peces huyeron, otros quedaron de inmediato con su abdomen hacia el cielo. Un grupo menos numeroso se transformo en bestias lovecraftianas. Las aletas fueron reemplazadas por horripilantes tentáculos.
-¡No leo más a Lovecraft, ni a Derleth!- pensé…Porque ya mi boca de pez no emitía sonidos.
Un enorme apéndice viscoso se enrosco irreductiblemente en mi cuello y comenzó a arrastrarme hacia el orificio pulcro y transparente de uno de aquellos monstruos. Era como un parto al revés. A través de sus prolongaciones glutinosas me inyectó venenosas endorfinas y me deje llevar plácido. Con la misma sonrisa estúpida con la cual respondí a la afirmación de mi estupidez etaria. Y ya no le vi dos ojos, sino que un millar. No tenia dientes solo blandas y horripilantes prolongaciones carnosas.
-Nooooo Dagón noooo-grité
Y entonces fue cuando comenzó a salir a través del auricular. Primero un brazo largo y transparente, luego y otro, igual que ocurrió con los pececillos. Hasta que perdí la cuenta. Después apareció la cabeza y el cuerpo, todo de una vez. Como un sombrero transparente y enorme. Era una medusa. Hermosa y espantosa. Sin dilapidar tiempo devoro los cadáveres de los peces que no se transformaron en amorfos seres de pesadilla
-¡No soy un piñón!- grité

La medusa vino derechito a mí y me envolvió con su millón de tentaculillos. Y pude percibir sus pensamientos. “Soy Eterno”, me dijo, “me replicó a mí mismo. Estaba vivo en los tiempos de Adán y lo seguiré estando después del Armagedón, puedes matar una parte de mí, pero no a MÍ.
Estaba a punto de sucumbir y la voz se apago. Así de pronto, como huyen las tinieblas a esconderse cuando iluminas de improviso una habitación. Y ahí estaba yo, en mi living, sin peces, sin Medusa. Solo perturbaban la tranquilidad de la noche los benzodiacepínicos ronquidos de la Sra. K al otro lado de la pared. Camine hacia mi dormitorio tratando de no chapotear con el agua inexistente que mis ojos se esforzaban por no ver. Me dormí con una sensación post orgásmica. Pues fue, por culpa de esa Medusa, que no le avise a la Sra. K que hoy no almorzaría con ella.

junio 20, 2008

Invisible









Invisible

Antes de ti era invisible,
Vacío a los regalos del cielo
La lluvia no me miraba
El sol no me palpaba.

Me cuesta creer que estuviste tanto tiempo ahí
Sentada frente a mí, bajo ese
Árbol viejo y nudoso.
Sosteniendo mi mano,
Evitando mi caída
¿Cómo puedes ver a través de mis ojos?
¿Cómo conoce las frenéticas tempestades de mi alma inquieta?

Antes de ti estaba helado e insensible.
Solo respiraba, no vivía.

Ahora tú me inspiras,
Es tu voz la que acaricia mis prados,
Son tus ojos los que escribo
Con tinta en mis cuadernos.

Y siempre estuviste allí,
Junto a mí, frente a mí.
Invisible,
Como tus manos frías en una noche de invierno.

Amo la palidez de tu piel.
Me enamore de la perspicacia de tus palabras.
Te rapté y te lleve a un refugio.
Ahora eres mi cautiva,
Mujer de papel.
Amante de suspiros.
Musa Invisible que recorre mis noches.
Estabas aquí, estas allí.

Antes de ti solo era el día y hipocresía.
Después de ti, fue la noche y la poesía.

Manantial de bebedores salvajes,
Antes de ti estaba perdido, cayendo al abismo.
Por fin encontré tu cabello cobre.
Y eres mía.
Y aunque el resto no lo sepa,
yo soy tuyo.




Legiones



Legiones caminan a mi encuentro.
Legiones de voces,
tumultuosas y mudas.

Su ruido estridente nada dice, distingo palabras
Pero la razón las escabulles.

Rapsodias de idiotez.
Buscan en vano la belleza,
Y sus cuerpos jamás serán.
Solo reflejan lo que el
vulgo quiere ver.
Son espejos vacíos y enmohecidos,
mostrando imágenes distorsionadas de nosotros
mismos
De la putrefacción en la que nos hemos
convertido




Flores Azules



Nada mejor que flores
azules,
para recompensar mi nostalgia.

Y si mi voz sobrepasa
distancias,
para llegar a ti, en la forma
de frías letras negras;
tus pensamientos correran
a mi,
junto con la lluvia.

La lluvia cercana y traidora.
borra de mi tu aroma,
me arranca de tus pensamientos con su frio beso.

Demiurgo.
Toma mis movimientos
Y moldea con ellos la forma de la aurora.
bésame a través de labios metálicos;
Y siente en tu piel la lisonja gélida de dedos
grises y plásticos.

¿Me cuido de ti?
Cuidare que tu ímpetu desbocado
no termine arrancando la poca razón que me queda.
O por otro lado
¡Arráncame la razón!
y amasa con ella mis nuevas teorías!

Las larvas seguirán pululando en
el fondo del pozo,
las abejas seguirán volando,
organizando el panal.

Flores azules.
No virtuales, flores de verdad.
Flores que huelan,
flores que tengan sabor a polen,
cuando con tus labios pruebes
el dulce néctar que prepara la
Abeja Reina.

junio 03, 2008

Llamame cuando quieras oir mi voz


Llámame cuando quieras oir mi voz

Cada vez que cae la noche
siento miedo de tu presencia.
tu cercanía me agobia,
tus caricias no son placenteras,
me golpean y me hieren.

Ante el mundo somos
Equivalencia.
Pero en la lejanía de nuestra confianza,
es tu hálito alcohólico el que me turba
la mente.
Y no me deja pensar.
No le da solución a esta duda aberrante que siento.

Me llamas, me gritas,
me buscas con la mirada y mis ojos
huyen de ti,
mis oídos se avientan al oír tus palabras.

Llámame cuando quieras oír mi voz,
no cuando desees que mi
tibieza acompañe tus noches frías.

Llámame cuando quieras oír mi voz
Y no cuando el licor te despierte el
deseo de coser tu cuerpo al mío.

Si me amaras no me humillarías.
Si me amaras no me consumirías.

El roce de tus pechos,
y tu respiración agria en mi espalda,
son como el azote de una ninfa
hecha de corteza sureña.

¡Atácame!
Y deja que yo te ciegue.

¡Ojala me golpearas!
Y así me dieras la excusa para satisfacer de una vez
la necesidad que tengo,
de aplastar tu voz,
con el poder de un suspiro.

abril 21, 2008

De Lo Mundano a Lo Sagrado


Son las 1:17 de la madrugada del domingo 20 de abril. Acabo de terminar de leer el Fallo del Tribunal Constitucional sobre la Píldora del Día Después. Lo recibí por mail el viernes a última hora de la tarde. El sábado en la mañana me fui de cabeza a los diarios para leer las reacciones pero no encontré nada, ni un titular, ni una foto de la Ministra de Salud, ni mujeres encadenadas fuera de la sede de la UDI. Nada. Debo decir que a en mi natal Traiguén no se distribuye “La Nación”. No se muy bien porque, pero algo de latifundismo deberá quedar en el corazón de la única región del país en donde ganó el SI, el ’88. Sin ganas desvié la vista entonces hacia una figura negra e informe, en una portada que nunca leo “El Mercurio”. Y ahí estaba. En llamativas letras negras y azules anunciando, con voz de pregonero a la salida de misa, “los extractos principales del fallo” Por un momento creí que estaba leyendo una portada de Las Ultimas Noticias (otro pasquín que nunca leo). La agresividad visual con que El Mercurio se ufana de contar con el fallo, por sobre sus demás compañeros menos aventajados me recordó las sensorialmente infeccionas y violentas portadas de “Las Ultimas Noticias”, por ejemplo aquella de hace algún tiempo, cuando anunciaba con bombos y platillos, “Luli fue secuestrada en estacionamiento de Mall capitalino”, como si de aquella noticia dependiera la seguridad nacional o la gobernabilidad del país. Pues, claro, si a Luli la devuelven con las siliconas intactas, lo más probables es que todos los pobres burgueses de clase media nos veamos en la obligación de apagar los televisores a toda hora (incluso a las hora de los noticieros) no para ahorrar energía sino para evitarnos el razonable disgusto de oír a una mujer degradando su genero gratuitamente. De todos modos me atemoriza un poco la agresividad bestial con que LUN nos mete a la fuerza, en una monumental portada a hoja completa, la una fotografía de una rubia, crespa, culona y mas encima tonta. Ojala nunca a LUN se le ocurra adoptar el formato “mata tendones” de su hermano matutino, ya que el agravio visual resultante seria insoportable. Otro día quizás me dedique a hablar de aquella sub-especie de personajes chilenos, de los que tanto nos gusta saber: los homos-acerebilis, a cuyas madres obligatoriamente les habría prescrito anticoncepción de emergencia. (Se me salio el patrón de parcela que llevo dentro)
Volviendo a la mañana del sábado, lo mas gracioso de todo es que, la fotografía que llamo mi atención en primera instancia, era ni mas ni menos que la Patrona de Chile (¡¡latifundismo otra vez!!), la Inmaculada y siempre bella Virgen del Carmen, pero esta vez se mostraba aterradoramente carbonizada. En un comienzo lo relacione con otro trucaje alien o la quinta o sexta parte de Chuqui (el muñeco asesino, no la mina de cobre subcontratada).De no ser por la imagen del icono en sus días de esplendor, que acompañaba a la anterior, jamás habría reconocido la carbonizada imagen, despojada de su dorado manto confeccionado durante los ochenta y de su isabelina corona con la que suplimos nuestra necesidad de realeza ficticia. No deja de ser irónico que el mismo día que se hace público el fallo que prohíbe la distribución gratuita de anticoncepción de emergencia, veamos carbonizado el símbolo conservador y despótico que nuestra memoria colectiva insiste relacionar con la independencia. Para ningún chileno son ajenas esas descoloridas láminas en las cuales aparece la Virgen del Carmen Bella, dando su bendición a O´Higgins y San Martín después de la batalla de Maipú. Para ningún niño educado en el Chile de los ochentas es ajeno este símbolo no solo como redentor, sino también como causante de la Independencia, olvidando los nombres de aquellas mujeres y hombres que soñaron un país ¿libre? Y ahí la ironía del asunto, el día en que el diario mas conservador del país anuncia formalmente que las mujeres no podrán acceder gratuitamente a un método de regulación de su propia fertilidad, vemos como un trozo de madera investido con 20 kilos de ropajes, ardió consumiendo no solo la fe de la feligresía católica sino también la convicción de muchos respecto a que aún las desiciones que toma el país se realizan en base convencionalismos espirituales y morales mas que considerando la mejor evidencia científica y tecnológica disponible. Hasta el Gobierno lamentó el incendio, y eso que ni siquiera hablamos de una reliquia antigua, como la traída por Pedro de Valdivia en el s. XVI y que hoy se conserva en una minúscula capilla de la Iglesia San Francisco, sino de un maniquí de madera policromada construida como una virgen mas en la Francia del siglo XIX. Pero es el símbolo el que vale. ¿Quién nos protegerá ahora si nuestra Patrona se ardió en su propia casa? ¿No será acaso que existe eso de las señales divinas y la “Virgen” nos querrá decir a los hombres que no nos metamos en las decisiones de las mujeres? ¿Ardió para no ver al país que “liberó” sumido en la ignorancia, abrazando paradigmas obsoletos, validos cuando ella de árbol se transformo en icono? ¿Será que no sirve solo ir a misa todos los domingos, encenderle velas como a una reina, sino que también mirar más allá de Santiago y ponernos en el lugar de ese otro Chile? El de esas familias que no van a misa en la catedral, de esas mujeres que con cuarenta mil pesos mensuales mantiene tres hijos. El Chile de esas mujeres que caminan kilómetros para llegar a una posta de salud rural y encontrarse que ese día no hay atención, el Chile de esos niños que abandonan el colegio antes pues sino trabajan no comen, el Chile de esos niños que mueren de infecciones respiratorias porque en su casa no hay mas calefacción que carbón y parafina. ¿Será real ese otro Chile? ¿O la píldora del día después solo la usan las mujeres urbanas, menores de 19 años, que acuden al Hospital de turno las 24 hrs. y que si no reciben atención reclaman, para después ir a la farmacia, también de turno 24 hrs. y comprar la solución a ese desliz involuntario?
Pues lo grave del fallo no es la prohibición de la anticoncepción de emergencia como tal, pues en el mismo se afirma que no existe duda razonable para declararlo “abortivo”, existiendo todo lo contrario, evidencia validad y actualizada acerca de su mecanismo de acción antes de la fecundación. Lo realmente aterrador es que el fallo se pronuncie en contra de su distribución gratuita a través de los servicios profesionales de salud ya que, según se lee “no se pronunciara acerca de la comercialización de producto farmacéutico alguno”. Así señores de grupos Pro-Vida (cualquiera sea la calidad de esta), Señores diputados y lo peor de todo Señoras diputadas que interpusieron la solicitud de declaración de inconstitucionalidad de las Normas de Regulación de Fertilidad (y a quienes nombro mas abajo), han conseguido el objetivo eugenista que se propusieron. Porque de ahora en adelante la mujer que sea esposa, amante, hija, hermana, amiga o madre de cualquier hombre perteneciente a los tres quintiles de mayores ingresos del país, que sea pariente de cualquier hombre de las fuerzas eolíticas, judiciales, armadas y eclesiásticas de este país podrá comprar por seis mil pesos dos cajas de anticonceptivos orales combinados o de levonorgestrel puro y tomárselos según métodos de Yuzpe y podrá olvidarse de cualquier descuido anticonceptivo que tuviese. Por muy letrada que sea no recibirá consejeria alguno en métodos anticonceptivos, de hecho ni siquiera sabrá si lo necesitaba o no. Quedara tranquila y podrá seguir feliz con sus actividades cotidianas sin siquiera preguntarse si impidió la ovulación o si como dice desde el pulpito la derecha, asesino a un nonato. Señores y Señoras diputados, no es a aquellas mujeres a quienes afecto el fallo. Es a la mujer rural de este país (si hay más campo chileno tras la sexta región desde donde provienen sus ilustres apellidos). Aquella mujer a la que se le cayó la T con Cobre que uso por años, por hacer mucha fuerza al picar leña, esa mujer rural que ya tiene cuatro hijos y es hipertensa descompensada y diabética y no puede usar los anticonceptivos orales combinados e inyectables de los que dispone l servicio público de salud. No le gusta la inyección trimestral pues se le pierde la regla y anda asustada los tres meses. Su marido jamás le aceptara usar condón. A esa mujer fue la que ustedes perjudicaron, pues ante la duda habría acudido como fuese a la matrona, para evitar un quinto embarazo, de alto riesgo por sus patologías cardiovasculares.
Acuérdense cuando vean a sus adolescentes hijas de faldillas escocesas entrar a su colegio con hombre católico y kish, que también en Chile viven otras adolescentes, en el resto de las XIV regiones del país, jóvenes con vida sexual activa sin el consentimiento de sus padres (que la Virgen se tape sus carbonizados oídos) Niñas que no se apellidan Cardemil, ni Cristo, ni Monckberg, sino que Soto, González, Pérez o Pichón, jóvenes que no van al consultorio para no ser vistas solicitando atención con la matrona. Mujeres que respondieron a una necesidad normal de todo ser humano (si, incluso de ustedes) de tener relaciones sexuales cuando y con quien deseen. Y por esa única relación sexual desprotegida se engendrara un chileno o chilena más. Pero no vemos eso, producirá una crisis familiar, el barrio la señalara (ustedes patrones educaron muy bien a sus peones, todos quieren que sus hijas sean “niñitas bien” y lleguen vírgenes al matrimonio”) Si la pobre niña quería estudiar, lo mas probable es que con los $130.000 que gana su padre al mes (gracias también a ustedes que les dan de comer) y un niño o niña a cuestas, deba salir a trabajar. Sin estudio, no hay mas ingreso. Sin más ingreso no hay más educación. Sin educación y con bajos ingresos ese niño tiene tres veces posibilidades mas de morir antes de los diez años, si es hombre vivirá nueve años menos que cualquiera de los que tenemos mas de trece años de estudios. Si es mujer tendrá cinco veces más posibilidades de morir de cáncer de mama que algunas de sus nietas, hijas de sus niñitas de falda verde milico. Y así seguiremos, aumentando la brecha social que ustedes empecinadamente se esfuerzan en mantener.
Pensemos en una ilusión, creamos que esa mujer rural tuvo anticoncepción de emergencia. No se embarazó, no paso tres meses de su embarazo hospitalizada por síndrome hipertensivo. Talvez ella no sea mas que su madre, pero si sus hijos o hijas. Seguirá siendo laboralmente activa para trabajar de temporera o en una empresa subcontratada sin imposiciones ni previsión. Pero con lo poco que gane educara a sus hijos. Y ellos o ellas serán un poco mas que su madre. Y al menos su trabajo será remunerado dignamente. ¿Y la joven adolescente? Sin embarazo estudiara con crédito fiscal. Aunque pague usureros intereses por doce años su trabajo le permitirá darle una mejor calidad de vida a sus hijos e hijas planificados y deseados.
Señores y lo repito otra vez lamentablemente Señoras ¿alguna vez han tenido miedo de no tener con que alimentar a sus hijos? Piensen en eso cuando el champagne con la que celebraran su triunfo les nuble sus rígidas neuronas. Pues si no tuviesen para alimentar a sus hijos menos tendrían para comprar anticonceptivo de emergencia y evitar un embarazo no deseado.
Ahora paso a enumerarlos uno a uno, una a una para que los votantes les pasen la cuenta en las próximas elecciones, cuando ensucien sus elegantes zapatos de U$ 200 con barro en sus exquisitamente planificadas “visitas a terreno” y se llenen la boca diciendo que están con los más pobres:

Claudio Alvarado Andrade
Gonzalo Arenas Hödar,
Ramón Barros Montero,
Eugenio Bauer Jouanne,
Sergio Bobadilla Muñoz,
Alberto Cardemil Herrera,
Sergio Correa de la Cerda,
María Angélica Cristi Marfil,
Francisco Chahuán Chahuán,
Roberto Delmastro Naso,
Andrés Egaña Respaldiza,
Enrique Estay Peñaloza,
Marcelo Forni Lobos,
Pablo Galilea Carrillo,
René Manuel García García,
Alejandro García-Huidobro Sanfuentes,
Javier Hernández Hernández,
Amelia Herrera Silva,
José Antonio Kast Rist,
Juan Lobos Krause,
Rosauro Martínez Labbé,
Juan Masferrer Pellizzari,
Patricio Melero Abaroa,
Cristián Monckeberg Bruner,
Nicolás Monckeberg Díaz,
Iván Norambuena Farías,
Carlos Recondo Lavanderos,
Roberto Sepúlveda Hermosilla,
Marisol Turres Figueroa,
Jorge Ulloa Aguillón,
Gonzalo Uriarte Herrera,
Ignacio Urrutia Bonilla,
Alfonso Vargas Lyng,
Germán Verdugo Soto,
Gastón Von Mühlenbrock Zamora
Felipe Ward Edwards.

Y ahí están, los treinta y seis engendros de la fama. No pretendo discutir con ustedes si la píldora es o no abortiva. Los que leemos publicaciones científicas serias y no Cosas, Opus Dei al día ni Vivienda y Decoración como ustedes, sabemos que no lo es. Pero llevar esa discusión a personas que imponen por la fuerza de la ley y no de la razón sus convicciones a otros sin ese poder de influencia, es para muchos de nosotros rebajarnos a su nivel. No somos peones que se quitan el sombrero cuando hacen su entrada triunfal alguno o alguna de ustedes. Represento a muges y hombres libres, que luchamos para erradicar la represión de nuestras calles, que creímos que gente como ustedes había aprendido, que nos instruimos a pesar de los férreos obstáculos impuestos para “educar indios” como de seguro decían sus padres y abuelos.
Hoy hablo por las mujeres y los hombres de Chile que aborrecen el fallo. Pero detestan más quienes fueron capaces de solicitarlo. Y gracias a la quemada Virgen del Carmen no fueron acogidas el resto de sus peticiones. De ser así, Chile se llena de rotos pobres o de hombres y mujeres infelices por la abstinencia sexual impuesta o por el temor a otro hijo. Señores y Señoras su Sagrado Pontífice reconoció hace varios años que no existe el infierno. No teman arder en llamas por pensamientos impuros o si tiran algún día prohibido por el calendario eclesiástico. Talvez sin querer se están transformando en aquello que tanto odian. Los mismos que criticaron a Chávez por su intervención en los medios de comunicación, hoy prohíben a las chilenas su legitimo derecho a decidir cuando tener un hijo o hija. Los mismos que alzaron la voz por que en Cuba se restringían los derechos civiles, hoy niegan a sus compatriotas la oportunidad de disfrutar del sexo sin temor a un embarazo no deseado. Es solo el principio. No estan saciados. Pronto querrán mas.
Mi artículo anterior estaba acompañado de una fotografía del cementerio de mi pueblo natal. Un ángel resguarda melancólicamente una tumba. Fue profético: una virgen chamuscada anunció la sepultura de los derechos sexuales y reproductivos de los chilenos y chilenas.
Y el titulo por irónico que parezca no se refiera a la Virgen incendiada. Se refiera a ustedes, en como en diferentes discursos son capaces de pasar de lo mundano de sus convicciones a lo divinamente grotesco de sus acciones.

Eduardo Soto Fernández

abril 17, 2008

Chile Medieval


Como país no tuvimos Edad Media. Al menos no contemporáneo a ese periodo cronológico que vivió Europa por diez siglos y que comúnmente se llama también "oscurantismo". Fue una época en la que los hilos del mundo lo decidían básicamente dos instituciones: la Corona y la Iglesia. Aunque no todo fue malo, se le recuerda por haber eliminado cualquier escrito que contradijera los evangelios canónigos, por organizar expediciones para combatir a los "infieles", por eliminar compatriotas sin importar si fuesen hombres, mujeres o niños, solo por pensar distinto. Claro ejemplo de esto ultimo son los cataros, quienes postulaban en pleno siglo XII, entre muchas cosas, la igualdad de hombres y mujeres antes Dios y la sexualidad como una manera de alcanzar lo divino. La Corono y la Iglesia organizaron una cruzada para eliminar ese credo y durante 40 años lucharon por su erradicación en el sur de Francia. Cuando los pobladores de la pequeña localidad de Albi, decidieron proteger a los cataros, la orden eclesiástica fue "matadlos a todos que Dios reconocerá a los suyos". La Conquista de América y la Inquisición fueron los epílogos de una era recordada solo por el retroceso intelectual de la población.
Chile no tuvo Edad Media, recién nuestra idiosincrasia se forjo a partir del s XVII. Algo parecido quizá podría ser la Colonia, pero ciertas crónicas de época indican que las libertades sexuales de aquellos dos siglos podrían haber sido mayores incluso a las de principios del siglo XX (recordemos por ejemplo a La Quintrala o los "malones". Aun con estos antecedentes y creyéndonos el mejor alumno de este inestable curso llamado "Latinoamérica" los mateos que dimos el ejemplo al mundo al ser los primeros en escoger democráticamente un régimen socialista y treinta años después en escoger a una mujer como Presidenta de nuestra nación, ahora en la primera década del siglo XXI, damos un ejemplo de la manera retrograda de pensar de los eclesiásticos que condenaron a los cataros.
¿Como es posible que 9 personas decidan la sexualidad de 15 millones? ¿Como nos paramos frente al mundo cuando 36 personas, informes esbozos de aquella nobleza rancia que nos dominaron por tres siglos, pretenda imponer "legalmente" sus concepciones seudo morales a la capacidad básica e innata de libre albedrío que posee cada persona. Solo recordarles dos textos a estos moralistas inquisidores, que de seguro conocen, leen y citan mas de una vez al día, las cuales sin temor a extenderme cito íntegramente (las negritas son mías)
La Constitución Política de la Republica de Chile que en su capitulo 1º, Articulo 1º sostiene:
"Las Personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos.
La familia es el núcleo fundamental de la sociedad.
El Estado reconoce y ampara a los grupos intermedios a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad y les garantiza la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos.
El Estado esta al servicio de la persona humana y su finalidad es promover el bien común, para lo cual debe contribuir a crear las condiciones sociales que permitan a todos y cada uno de los integrantes de la comunidad nacional su mayor realización espiritual y material posible, con pleno respeto de los derechos y garantías que esta Constitución establece
La Biblia, en su primer libro.
Es deber del Estado resguardar la seguridad nacional, dar protección a la población y a la familia, propender el fortalecimiento de esta, promover la integración armónica de todos los sectores de la Nación y asegurar el derecho de las personas a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional."
Me gustaría plantearles a los 36 cavernícolas "pro vida" que presentaron el recursos y a los 9 "letrados" que por casi un año analizaron la moción algunas interrogantes: ¿es digno negar a las personas, que nacen libres e iguales, el derecho a decidir cuando y cuantos hijos o hijas tener?, ¿garantizamos la autonomía de las personas al negar el acceso gratuito que tienen las mujeres a usar un método de regulación de la fertilidad, tomando la decisión de manera informada? ¿Estará el Estado al servicio de la persona humana y representando a todos los integrantes de la comunidad nacional y no a grupos específicos de poder al negar el acceso libre, gratuito e informado a anticoncepción de emergencia? Por ultimo ¿no se fortalece la familia concibiendo y criando hijas e hijos planificados, deseados y esperados?
El siguiente texto que quiero citar es la Biblia: En el primer libro, el Génesis, aparece claramente explicitado que Dios doto a la primera pareja humana de "libre albedrío" pues fueron ellos quienes decidieron libremente comer del fruto del árbol en medio del jardín, a pesar de la franca prohibición al respecto. No era la voluntad de Dios que Adán pecara. Le advirtió que no lo hiciera. El decidió libremente. (Génesis 2:17).
En la escrituras Griego-Cristianas, mal llamadas Nuevo Testamento, en el archí conocido episodio cuando los fariseos y escribas (que bien ahora podrían ser "aliancistas y DC" pretendían asesinar a pedradas a una mujer adultera, algo bastante irónico para unos sabios estudioso de la Ley, que desde la época de Moisés prohibía tanto el adulterio como el asesinato..."Aquel que este libre de pecado que arroje la primera piedra" fue la universalmente conocida respuesta de Jesús. (Juan 8: 2-11) Ante esto solo dos planteamientos: si los ministros que prohibían el acceso a anticoncepción de emergencia se basan en fuertes principios católicos, entonces Jesús definitivamente no era cristiano. Si los 5 ministros que, al impugnar las Normas Nacional de Regulación de la Fertilidad niegan los derechos sexuales y reproductivos de las personas, se atreven a lanzar la primera piedra ¿tendrán intachable conducta moral? Lo que quiere decir que jamás han tenido pensamientos impuros, nunca han mentido, no han guardada todos y cada uno de los sábados de su vida como de descanso, no se han postrado ante imágenes y 6 mandamientos mas. Si es así son los 4 primeros seres humanos perfectos después de Jesús.
Ante de finalizar solo expresar mi vergüenza de vivir en un país que permite una democracia de plástico, para afuera, para decir que estamos avanzando, que somos los inglese de Latinoamérica con nuestro régimen "parlamentario". Me avergüenzo al saber que el Presidente de la Cámara Alta, un eugenista con arranques latifundistas, no fue elegido por mayoría electoral sino que se instalo ahí por "arrastre" de votos de su partido. Siento nauseas al saber que ninguno de nosotros votó o eligió democráticamente a cada uno de los 10 miembros del Tribunal Constitucional que representan el ultimo organismo judicial cuyos fallos son inapelables.
Y en realidad me revuelve el estomago cuando un esbozo de la dictadura militar, compuesto por nueve hombres y una mujer, decidan no solo la sexualidad de mujeres y hombres, sino también cuando y con quien concebir. Los grupos Pro-Vida no comprender que esta decisión representa la mas grande vulneración del derecho a la vida que tenemos las personas: ser concebidos con deseo, amor y respeto.
Al escribir las ultimas frases siento temor. Miedo que a otros 36 puritanos pretendan eliminar la libertad de culto (basándose en el derecho que tienen los católicos de no escuchar a los otros), declarar inconstitucional la lactancia materna pues algún hombre podría tener deseos eróticos al ver como una madre amamanta a su hijo en la micro; pánico al pensar que se les ocurra declarar nuevamente ilegal "la sodomía" y contraten, otra vez, un crucero para lanzar a gays y lesbianas al mar. Quizá hasta no falte el que plantee que las mujeres no deben usar pantalones pues pierden su feminidad, se travisten y va contra los principios fundamentales de la familia. Y lo mas probable es que el tribunal constitucional obligue a las chilenas a congelarse en nuestros fríos inviernos, pues sus faldas por muy hasta los tobillos que sean, no las protegerán del frío.

marzo 31, 2008

ALTIPLANO


Recuerdo que yo tenía siete años cuando en la escuela nos enseñaron los accidentes geográficos: penínsulas, islas, golfos, montañas comenzaron a jugar con mi imaginación. Pero lo que mas excitó mi curiosidad fue el altiplano. Me costo imaginarme un lugar plano y en altura, donde la gente viviera y muriera. Yo nacido y criado en un valle desde donde se ven lejanas y altas las montañas. Estaba muy lejos de imaginar que años mas tarde recorrería por tierra en un viaje de diez horas el altiplano que hay entre La Paz y Arica, desde los 4000 mts. De altura al nivel del mar en horas. El bus salio a las 6 de la mañana de La Paz. Ahí si me conocí los rigores de la altura, el último día de mi estancia en Bolivia. Me costro trabajo encontrar el anden en el Terminal de buses, eso sumado a los mas de 25 kilos que llevaba en mi mochila (casi puros libros) mas mi bolso de mano. A nivel del mar quizás me hubiese cansado. A 3700 mts. pensé que me moriría. Además la angustiante sensación de perder el bus y o tener mas hasta el otro día. Eso significaba perder el avión en Arica y tener que hacer el camino de vuelta a Traiguén por tierra… Apenas encontré el bus corrí a mi asiento y me “eché” en el, dejando que mi cuerpo se acomodara solo como mejor pudiera y mi corazón alcanzara su frecuencia cardiaca normal. Comencé a oler la esencia de una flor que crece en altura, una fragancia que venden en todas las farmacias y que por suerte compre en Cuzco. Cuando el bus partió ya me había repuesto. Pero parece que el efecto de la flor era demasiado porque cuando estábamos en la frontera y a mas de 4000 mts. de altura casi no percibía mi pulso. De ahí solo vi la hermosa inmensidad del altiplano, con sus tierras de mil colores, de pronto una casa perdida en la lejanía, a veces las ruinas de un tambo a orillas de la carretera. Y siempre subiendo. Esta fotografía la tome yo mismo, en el viaje eterno y seductor a la vez . Ahora que a pasado un año recuerdo con ansiedad ese día. Las ganas que tenía de llegar a casa y el hecho de pensar que aun cuando inicie el viaje, faltaban aún dos día para estar en Traiguén. De ver rostros conocidos, de comer porotos de ver las montañas hacia arriba y no al revés. Agradecido si de los hermosos lugares que conocí, de la suerte que tuve, de la cara que pondrían mis papas cuando les contara que estuve toda una mañana detenido en una comisaría en Cuzco, del grito que daría mi mama al ver el aro que me coloque cuando empecé el viaje en Santiago hace un mes. Me acorde también de los atardeceres de Amantaní, de la mañana que me perdí solo en la isla del sol y así pierdo el lanchón, del huaquero que conocí en esa isla y me dejo fotografiar las momias, del carnaval en Puno y como quedamos con Gabriel blancos de espuma sintética. O cuando caminando por La Paz vi que vendían la película “Machuca” y se la recomendé a una transeúnte, que además de comprarla me regalo una agradable plática de los regimenes dictatoriales en Sudamérica. O la tarde en que fui a llamar por teléfono a mi casa y el hijo de la dueña del centro de llamados me recordó tanto a mi Cristóbal que le regale un billete para que se comprara el helado por el que tanto lloraba. O cuando por fin pude hablar con Claudita y no me creía que estaba en otro país. Como los humanos somos animales además de sociales, gregarios a poco de estar en lugares extraños comenzamos en encontrar familiares rostros de desconocidos, que tiene la sonrisa de mi mama, que habla como mi amigo, que el pelo es como el de mi hermana…A mi me paso eso los dos últimos días el Bolivia. Y en mente esa mañana solo estaban los deseos de volver algún día a aquellos lugares.

marzo 25, 2008

Tiawanaku



Si de Amantaní me impresiono la sencillez de su grandiosidad, recuerdo de Tiwanaku o Tiahuanaco la nostálgica inmensidad de sus ruinas. El viaje no alcanza a durar una hora desde La Paz. A la misma altura que el Titicaca, los casi 4.000 mts. Seguían haciendo estragos en muchos turistas. Pero en mi no. Hice el viaje a Bolivia solo para conocer Tiawanaku y Santa Cruz de la sierra. A esta última los caminos cortados por el invierno boliviano no me dejaron entrar. Por mas quisiera la altura, mis deseos de conocer la ruinas y la ración extra de hojas y agua de coca, me permitieron conocer el lugar sin dificultades. No recuerdo cuando fue la primera vez que oí hablar de Tiawanaku, pero creo que fue como a los doce años, en un pasquín sobre OVNIs que afirmaba que la puerta del sol había sido construida por venusinos de cabezas triangulares hace miles de miles de miles de años. De mas esta decir que la ingenuidad de la pubertad me hizo creer que existían los venusinos (ni menos que tuviesen cabezas triangulares), pero si me impresionaron los detalles y la soberbia con que se erguía la puerta. A los 19 años me tope con un libro del Dr. Fernando Jiménez del Oso (maestro) que se llamaba “El Imperio del Sol”. En el analizaba con una minuciosidad científica y una prosa envolvente todos los misterios de las culturas andinas, desde las culturas Moche y Chimú en la costa a Tiwanaku. Ahí aprendí que las ruinas que hoy conocemos son solo los restos de un templo ceremonial piramidal y que el área de influencia de los Tiawanaku se extendía hasta el norte de Chile y sur de Perú. Mas allá del templo se desarrollaba un populoso centro urbano con cultivos en terrazas e ingeniosos sistemas de regadío para cultivos en altura. Se cree que se desarrollaron los primeros siglos de la era cristiana, aunque sus orígenes son misteriosos y mucho más antiguos. Aún existe discrepancia acerca del significado del nombre y de si la etimología de este es quechua o aymara. En este sentido, puede significar “siéntate guanaco” o “aquí las piedras paradas”.Así como los mayas, loa tiawanakus desaparecieron de la historia, alrededor del 900 d.C. sin más rastro que sus imponentes estatuas y templos, muchas de las cuales dejaron a medio construir. En menos de una generación abandonaran sus ciudades y se fueron. No sabemos como se llamaban ellos mismos ni como nombraban al lugar que nosotros denominamos Tiawanaku. Cuando los primeros españoles llegaron a estas ruinas, les preguntaron a los incas, habitantes de ese lugar quien construyo esas ciclópeas estructuras. Tampoco los lugareños lo sabían ya que desde antes que se levantara el incanato y sus afanes de conquistas, la ciudad de Tiwanaku había estado abandonada. No se tiene certeza además del lugar que ocupaba con exactitud la Puerta de Sol, ya que cuando se descubrió estaba caída y semienterrada.
Tallada en un solo bloque de piedra de 9 toneladas, con elegantes frisos y relieves que representan una figura central, el “dios llorón” siendo adorado por hombres con cabeza de cóndor y con cabezas humanas. Se le llamo “dios llorón” por las pequeñas depresiones con forma de lagrima en sus mejillas. Posteriormente se supo que habían sido producidas por los soportes que sostenían una mascara de oro. A pesar de esta evidencia, una vez parado allí frente a la Puerta y su dios, no pude reprimir el deseo de preguntarle si lloraba por su pueblo que desapareció hace siglos, dejándole abandonado allí en la inmensidad del altiplano ¿Por qué lloras dios llorón?

marzo 24, 2008

Amantaní


AMANTANÍ

Recuerdo que fue ese el día que comencé solo mi viaje. A orillas del Titicaca, a 3.800 mts de altura, en la ciudad peruana de Puno. Tome un tour de dos días por 3 de las 36 islas del Titicaca: Los Huros, Taquile y Amantaní. De las dos primeras quizás hable en otra oportunidad, de Amantaní es necesario hablar aquí. Durante el viaje de mas de tres horas en el lanchón que nos traslado de Los Huros a Amantaní me senté sobre la cubierta y me puse a leer “Viaje por Sudamerica” del Che Guevara. Me lo había comprado la tarde anterior en una librería de Puno. Será casualidad, serepindia o sincronicidad pero estaba recorriendo muchos de los lugares que el Che reflejo en sus escritos 50 años atrás. La sensación de leer los escritos del Che, de la década del 50 y contrastarlos con la realidad actual me producía esa tarde una sensación extraña, simbiosis profana entre nostalgia y reverencia. De pronto un chileno de pañoleta verde y cara quemada por el sol, me habló. Era Gabriel, amigo hasta el día de hoy y quien me hizo esta fotografía. Al llegar nos recibió una comitiva de lugareños, íbamos a dormir de a dos en casa de una familia de la isla. A mí y a Gabriel nos correspondió alojar en casa de la Sra. Epifanía. Recuerdo su nombre por lo católico que me sonó entonces. Tratamos de seguirle el paso a Epifanía por entre caminos casi borrados, entre cultivos de maíz y papas, siempre subiendo. La comida exquisita, toda vegetariana: sopa de quinoa, arroz con queso de cabra, tomates. A media tarde comenzamos la marcha hacia la cumbre de la isla, donde se ubica un santuario dedicado al sol, donde aun realizan rogativas el día del solsticio de invierno. Reconozco que no me costo mucho trabajo subir, pese a mi estado físico, las hojas de cocas hicieron un buen trabajo. Durante la caminata nos juntamos con un francés que subía el cerro fumando una “hierba exquisita” (según sus propias palabras…). Desde la cumbre la vista es espectacular, se ve una orilla del lago, la otra se pierde en el horizonte tachonado de mil colores y formas El ocaso fue glorioso, el mas espectacular que he presenciado en mi vida. Ver como el sol desaparece a través del umbral de la puerta de entrada al templo es realmente una experiencia única. Esa noche no hubo luna. El cielo nocturno de Amantaní es de una belleza indescriptible. De hecho en algún momento Gabriel dijo que parecíamos Gandalf y Pipín, de “El Señor de los Anillos”, en esa escena memorable de la película de Peter Jackson en la cual Mago y Hobbit vislumbran, desde una terraza de Minas Tirith, los destellos de la amenaza mordoriana. Así de estrellado se veía el cielo y así de imponente se veían el reflejo en el cielo de las luces de una ciudad en las riberas del lago.